miércoles, 3 de septiembre de 2014

Relatos salvajes, de Damián Szifrón





















Nuestro brillo se extingue,
somos como caballos que mueren potros sin galopar”.
Attaque 77, “Otras canciones”.

 
Relatos salvajes, tercer largometraje de Damián Szifrón es, junto con El estudiante, ópera prima de Santiago Mitre (2012), de lo mejor que ha dado el cine argentino en los últimos diez años. Más precisamente, luego de Nueve reinas (2000) y El aura (2005), ambas del difunto Fabián Bielinsky, sensible pérdida en el cine. Algo une al arte de Bielinsky, Szifrón y Mitre: un aura de vértigo, de amenaza constante retratada con esmero visual y ensamble del guion con la posición de la cámara en el oficio de narrar.

Seis relatos salvajes bajo los leitmotiv de la venganza, la paciencia y la furia. Un viaje en avión, la decisión de una cocinera, un conflicto desesperado en la ruta, el peso de la vil burocracia ante el individuo, las consecuencias de un accidente de tránsito, un casamiento.

En el film de Szifrón, la eternamente furiosa Buenos Aires se ve tan susceptible. La ciudad es un personaje relevante en la mayoría de estos relatos. De día: en su proximidad al vuelo de un avión, en las fachadas de los edificios y en las esquinas del laberinto de cemento (especialmente en el relato “Bombita” que protagoniza un brillante Ricardo Darín). De noche se aprecia su belleza cuando se ilumina artificialmente: las luces en el rostro de un ingeniero que mira la cajuela de su camioneta o cuando una novia desgraciada la mira, absorta, desde la terraza desierta de un edificio. La aplicada labor de Szifrón cuenta con los relevantes apoyos de la fotografía de Javier Julia y el montaje de Pablo Barbieri.

Szifrón expone su talento e ingenio en el manejo de climas, entre la comedia y la tragedia para la construcción del correlato del absurdo algo ya conocido en su serie de televisión Los simuladores (2002-2003) y en su segunda película, Tiempo de valientes (2005)—. Sobre el eje de este método, acompañado de humor negro y cinismo, atrapan el relato protagonizado por los actores Leonardo Sbaraglia y Walter Donado, dos personajes tan diferentes y con un destino en común en una ruta del norte argentino; la extraordinaria historia del ingeniero “Bombita”; la improvisada negociación entre un millonario desesperado, un abogado, un fiscal y un jardinero; la desaforada crítica a una institución como el matrimonio, especialmente a la ceremonia de la noche de bodas, con la osada actuación de Erica Rivas. Asimismo, en esta película se aprecian las influencias en Szifrón de directores clásicos como Alfred Hitchcock (la aversión y expresión física de la camarera y varios planos del episodio “Las ratas” recuerdan el suspenso de Marnie), Steven Spielberg (Reto a la muerte en “El más fuerte”), Martin Scorsese y Joel Schumacher (Taxi Driver y Un día de furia en “Bombita”), entre otros.

Sin innecesarios maniqueísmos ante el posible límite de una narración fragmentada en seis relatos y sin realizar una película que pueda ser fácilmente catalogada como “argentinísima” o “política y propia de los tiempos que corren” el episodio “Bombita” no es más que una extensión de la obra del inolvidable Franz Kafka; ciertas mujeres siempre preferirán el filo del cuchillo; los símbolos del vals y la torta en los casamientos llevan bastante más de cien años, Szifrón deja en evidencia que la desesperación es universal y siempre reina. Para su fortuna, Relatos salvajes reivindica el arte cinematográfico como motor narrativo. En ciertos lugares siempre será esencial la dedicada ejecución de un gran truco.




Dirección y guion: Damián Szifrón. Fotografía: Javier Julia. Montaje: Pablo Barbieri. Música: Gustavo Santaolalla. Elenco: Ricardo Darín, Leonardo Sbaraglia, Darío Grandinetti, Rita Cortese, Erica Rivas, Oscar Martínez, Julieta Zylberberg, Walter Donado. 122 minutos. 2014.




2 comentarios:

Anónimo dijo...

Escriba más seguido, no sea vago!

el fondo del aire es rosa dijo...

dele, cj, que la gente quiere escuchar de true detective 2 y la escena basal de todo buen gobierno: el mafioso local, los primeros días del mes, con un reproche y un sobre para rendirle a la autoridad legítima el tributo apropiado.

ellroy mata bayou


abrazo