lunes, 22 de julio de 2013

Antes de la medianoche, de Richard Linklater



En Antes del amanecer (1995), Antes del atardecer (2004) y Antes de la medianoche hay un personaje esencial: el tiempo. El que en las tres películas Linklater ha retratado con travellings, con steady-cam en largas tomas y escenas y un guión a tres partes, escrito por el director junto a la pareja de actores protagonistas. El paso del tiempo se funde en dos personajes: Jesse (Ethan Hawke) y Celine (Julie Delpy). En las tres películas la acción transcurre durante un día, o para ser más preciso antes de tres momentos de un día: amanecer, atardecer y medianoche. La metáfora está servida: juventud (Viena, verano de 1994), madurez (París, 2003) y adultez (Messinia, 2012).

Partiendo de la historia de amor de Jesse y Celine como centro, Linklater plantea sus tiempos narrativos al apostar a una unidad de movimiento constante que comprende diálogos, silencios y precisión en la cámara en pos del mensaje, lo que lo ha emparentado al francés Robert Bresson desde su ópera prima Slacker (1991). Pero también con Éric Rohmer (Mi noche con Maud, 1969) en la búsqueda de un conflicto que apuesta a la conversación sobre la acción física, basado en la retórica en el discurso (filosófico, existencial) de partes claramente antagonistas en busca de un contenido aparentemente uniforme. Con la influencia de la Nouvelle Vague, Linklater, junto con el austríaco Michael Haneke, son dos de los cineastas que con mayor mérito crítico han sabido retratar a la clase burguesa en las últimas dos décadas.

La escena inicial de la película destaca la continuidad de la saga. El director propone una despedida: en un aeropuerto, Jesse despide a su hijo (con otra mujer) que acaba de pasar "el mejor verano de su vida" junto a él. Recordamos la situación de Jesse en la película anterior. El niño regresa a Chicago junto a su madre mientras su melancólico padre deja el aeropuerto, de regreso a su vida. Pero hay otra sorpresa. Jesse y Celine ya no están solos: están acompañados por sus dos hijas gemelas, su descendencia. Luego de esta introducción situacional, Linklater suma al espectador a los paseos de la pareja de amantes, en la ocasión de vacaciones en la costa de Messinia (Grecia), retratada con elegancia por la fotografía de Christos Voudouris.

Dentro de las tres películas (separadas por nueve años cada una), Antes de la medianoche es la que plantea con mayor claridad el crecimiento del escritor estadounidense exiliado Jesse y el de la ecologista francesa Celine como pareja y también como sujetos. Y no necesariamente porque acusen más arrugas y experiencia a sus cuarenta años o se aprecie una crisis desde el discurso o en comportamientos según la variación de escenarios (almuerzo junto a terceros-paseo en paisaje bucólico-conversación en habitación de hotel). El guión deja en evidencia el cometido esencial del trío Linklater-Hawke-Delpy desde 1995, desde aquel encuentro casual de los personajes en un tren en Antes del amanecer: la revisión del pasado, presente y futuro en tránsito permanente, que en Antes de la medianoche se manifiesta con loable talento mientras Jesse, Celine y las niñas pasan en auto ante las ruinas de la antigua Grecia. "Las visitaremos a la vuelta, cuando regresemos", explican los adultos. Aquí el mayor triunfo del azar: una pareja que no deja de caminar, de crecer, de aprender, aunque con diferencias marcadas, junta y hacia delante. Y las ruinas siempre quedan detrás, aunque aparenten rodearlos y ser circulares.



Dirección: Richard Linklater. Guión: Richard Linklater, Ethan Hawke, Julie Delpy. Fotografía: Christos Voudouris. Música: Graham Reynolds. Montaje: Sandra Adair. Elenco: Ethan Hawke, Julie Delpy, Seamus Davey-Fitzpatrick, Jennifer Prior, Charlotte Prior, Xenia Kalogeropoulou, Walter Lassally y Ariane Labed. 109 minutos. 2013.