El viejo
estaba
sentado
en
un
banco
que creía
suyo
en
una plaza
que no
lo era.
El banco
estaba cagado
por pájaros
y escrito
por niños.
No se sentaba
a alimentar
palomas.
Prefería
esperar
a las mujeres
en su hora de descanso,
entre
bocados,
balbuceos,
y de vuelta a la oficina.
Once
cincuenta y nueve
de la mañana.
11:59 A.M.
El viejo
se paraba
y se iba
justo
cuando
llegaban
las palomas
junto con las mujeres.
R. Duroc.-
6 comentarios:
Me encanto! Esta muy bueno tu blog. Voy a meterle una leida lo demas que escribiste.
Te dejo mi blog. Es de musica.
www.rv-blackbeauty.blogspot.com
Saludos!
Me gusto el poema anterior mas que este pero es personal, este gato anda más que bien.
Dime quien soy
El viejo se está muriendo y las palomas y las mujeres no se dan cuenta.
Yo me emborracharía con él.
Para reírnos del mundo.
Saludos.
Me dejo pensando al ver que no espera a las mujeres o las palomas, espera otra cosa, por eso él se va cuando salen. Creo, es clave la parte de que el viejo se sienta en la caca de pajaros y dibujitos de niños.
Tiene solución?
Saludos al gato
Las espera salir para ahí si irse.
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