La
banda sonora de la primera temporada de la serie de televisión de HBO, a cargo de T-Bone Burnett. The Handsome Family, The
Black Angels, Captain Beefheart, Bo Diddley, The Melvins, Grinderman,
Wu Tang Clan, entre otros.
No hay que ser un
especialista en la materia para reconocer el talento de T-Bone
Burnett en una banda sonora. Prolífico productor musical con una
dilatada carrera y varios premios, entre sus grandes logros
personales se destaca haber tocado la guitarra junto a Bob Dylan en
la gira Rolling Thunder Revue.
Yo le presté
atención por primera vez por su notable labor en la banda sonora de
¿Dónde
estás, hermano?,
película de los hermanos Ethan y Joel Coen de 1999. También
colaboró en la música de El
gran Lebowski,
film anterior de los cineastas con los que ha trabajado en varias
ocasiones.
Su relación con
Hollywood es larga, en películas como Johnny
y June: pasión y locura
(2005) y en Loco
corazón
(2009), entre otras. En los últimos meses se ha lucido en la serie
de televisión de HBO True
Detective,
sobre la que definió su tarea como si fuera
“trabajar en la banda de sonido de una película de ocho horas”,
al ser entrevistado por el sitio web Mother Jones.
Hasta los
primeros días de enero pensé que no podía haber una sola banda de
sonido que en los últimos tres años le llegara, en su versatilidad,
extravagancia y riqueza, a los talones a la del videojuego Grand
Theft Auto V,
lanzada en setiembre de 2013 —lo
hizo Robbie Robertson en la banda sonora de El
lobo de Wall Street,
película de Martin Scorsese—.
Pero llegó la primera temporada de la nueva serie de HBO y la cosa
cambió. La canción de estilo folk
murder ballad
de los créditos iniciales “Far From Any Road”, a cargo de The
Handsome Family, me llamó la atención como también a decenas de
miles de televidentes de todo el mundo. Climática, espectral y con
una intro precisa para lo que expondrá la serie: el paisaje de
Louisiana (niebla, ceniza, pantanos, pastizales, ruta) como bucólico
escenario del horror, donde dos detectives (Rust Cohle y Marty Hart,
interpretados por los actores Matthew McConaughey y Woody Harrelson
respectivamente) investigan durante diecisiete años una serie de
asesinatos de niños y mujeres vinculados con una secta satánica.
Con esta canción ya se podía avizorar la vigencia de la inquieta
visión de Burnett, además de la importancia del título para la
serie (“Lejos de cualquier camino”).
Pero Burnett
apenas comenzaba. En el mismo capítulo piloto llegó otra elección:
“Young Dead Men”, primera canción del disco Passover
(2006) de The Black Angels, banda relevante de rock psicodélico y
alternativo de la última década, oriunda de Texas —la
que con otra gran canción de mismo disco, “Black Grease”, está
presente en la banda de sonido de Grand
Theft Auto V—.
“Entonces comiencen a hacer las putas preguntas correctas”, dice
el detective Rust Cohle a sus interrogadores en el final del
capítulo. Lapidarios McConaughey, Burnett y la guitarra de Christian
Bland, de los Ángeles Negros.
En el segundo
capítulo “Seeing Things” (Viendo cosas) queda en evidencia la importancia de la mixtura entre la psicodelia y el folk para Burnett. Volviendo al
folk, en un encuentro del detective Hart con la joven Lisa se escucha
“Train Song”, de la inglesa Vashti Bunyan, artista que amagara
con una prominente carrera en la década de los años setenta y que
pasara al olvido durante años, salvo para artistas que la consideran
“de culto” y para Burnett, quien la rescata y nuevamente desde el
título y el clima de la canción define con economía una relación
entre dos personajes.
Hablando de “ver
cosas” el capítulo cierra con el descubrimiento por parte de los
detectives de un mural en una iglesia en ruinas y nuevamente con rock
psicodélico. Y, como los Black Angels, también de Texas. Pero en
este caso una cruda psicodelia de 1966 y con mucha menos distorsión:
"The
Kingdom of Heaven", de 13th Floor Elevators,
liderados por el gran Roky Erickson.
Dentro
de la variedad de la banda sonora, Burnett se esmera asimismo en la
profundidad de personaje. Un ejemplo claro es cuando Cohle, solo y
encerrado en su habitación con alcohol y cigarrillos, pasa la noche
estudiando decenas de documentos y fotografías de mujeres
asesinadas. A modo de ironía en relación con la obsesión de Rust,
éste escucha la canción “Clear Spot” (1972), del paladín de la
psicodelia Don
van Vliet, célebremente conocido como
Captain Beefheart. “Tengo que correr muy lejos para encontrar un
lugar a salvo”, canta el Capitán. Asimismo, la letra de
esta canción es perfecta para la descripción visual de la Louisiana
de True
Detective.
Un momento
notable de la serie llegó como un quiebre, o
para algunos un clímax anticipado.
Hasta el capítulo 4, mitad de la temporada, críticos y buena parte
del público comparaban el rumbo de la serie, y de la investigación,
con Zodiaco
(David Fincher, 2007) en el hecho de que hasta el momento se había
hablado demasiado pero aún no se había disparado una sola bala y ni
siquiera los detectives habían desenfundado sus armas. Pero todo
terminó con “Who Goes There”, cuando el director Cary Joji
Fukunaga (quien
dirigió los ochos capítulos de la temporada)
rompió el silencio con un raid que comenzó con la presencia del
detective Cohle en una sórdida fiesta de motociclistas —en
la que de forma acorde suenan “A
History of Bad Men”, de The Melvins
y “Holy
Mountain”, de Sleep—
y
que culminó con un largo plano secuencia de seis minutos (sin
edición, sin cortes) con éste metido en un robo de droga y una
posterior balacera y persecución en un complejo de viviendas.
Por
si al espectador aún no le quedaba claro el efecto de caos, con las
sirenas de la policía y el vuelo de un helicóptero aún de fondo
con la caída de los créditos finales, Burnett despide el capítulo
con "Honey
Bee (Let's Fly To Mars)"
de Grinderman, de su disco homónimo de 2007, con Nick Cave en la
voz.
Estas no son
todas las canciones que se pueden escuchar en la primera temporada de
la serie. Solo una selección. Entre otros, también son parte de la
elección de Burnett: Lucinda Williams (“Are You Alright?”),
Gregg Allman (“Floating Bridge”), Bo Diddley (“Bring It To
Jerome”), Ike & Tina Turner (“Too Many Tears In My Eyes”),
The Kinks (“Tired Of Waiting For You”), Black Rebel Motorcycle
Club (“Fault Line”) y Wu Tang Clan (“Clan In Tha Front”).
Llegó a su fin
la primera temporada de True
Detective.
Un puzzle que en su celosa construcción para la televisión evoca
a la onírica Twin
Peaks (David
Lynch, 1990-1991). Un caso criminal en
el que se destacó la importancia de llamarse Rust Cohle y la
importancia de llamarse Reginald Ledoux. Un micro universo con
mitología adaptada, donde los símbolos “Carcosa” y el “Rey
Amarillo” mantuvieron en vilo a millones de espectadores —la
ciudad ficticia Carcosa lo hizo con el escritor Ambrose Bierce,
evidente influencia de la serie—.
Un viaje al corazón de la oscuridad en busca de luz, con la
inevitable referencia a Joseph Conrad. Su creador, el escritor Nic
Pizzolatto, trabaja en lo que viene con la novedad y el reto de
contar otra historia, con nuevos actores y nuevo director detrás de
cámara. Pizzolatto se queda. Espero que lo mismo ocurra con Burnett.
El artista neoyorquino murió este domingo, en su ciudad, a los 71
años. Líder de The Velvet Underground y con una versátil carrera
como solista refundó el rock n' roll e influenció a generaciones de
músicos alrededor del mundo.
Cantante, guitarrista, frontman, poeta, escritor, pintor. Cultor
del avant-garde, protegido de Andy Warhol. Artista. Provocador.
Perseguidor. Un animal del rock n' roll. Lewis Allen Reed murió este
domingo a sus 71 años en su residencia de Southampton (Nueva York).
La causa fue una larga enfermedad que le tomó el hígado. Meses
atrás había sido intervenido con un trasplante en Ohio. Estaba
delicado.
Peel Slowly & See
En los años sesenta del siglo XX, junto con John Cale, Sterling
Morrison y Maureen Tucker formó The Velvet Underground. "La
banda de los protegidos de Andy Warhol", artista vanguardista
radicado en Nueva York y refundador del arte moderno. La música de
la banda era oscura, estridente, una patada de bota de cuero en la
cara al flower power triunfal del oeste californiano. Camperas de
cuero, lentes oscuros por las noches y jeringas de mano en mano en
tugurios y callejones de Manhattan. Canciones como "I'm Waiting
For The Man", "Heroin", "Venus in Furs" y
"The Black Angel's Death Song" lo dejaron patente. Aquella
voz de Reed no fue la de una generación: fue la de una ciudad que
hace rato mutó. Un testimonio y tesoro que respira, grita y medita
por siempre.
En 1967 lanzaron su primer disco: The Velvet Underground &
Nico (junto con la modelo alemana Nico en la voz, jugada
marketinera de Warhol tras una sugerencia del rolling stone Brian
Jones). En los dos años posteriores el álbum no los consagró salvo
en un más que reducido círculo (en sus primeros años de vida no
vendieron más de 30.000 copias con suerte, según testimonio de
Brian Eno). En 1968 publicaron White Light/White Heat, donde
reinan la distorsión y el hermetismo artístico. En 1970 llegó el
fin de la banda, pero en los años posteriores lentamente se comenzó
a hablar de la Velvet como una banda de culto: la actitud, el sonido,
la vanguardia.
Su influencia es inabarcable: desde los primeros discos de David
Bowie, pasando por T. Rex, Iggy Pop, Roxy Music, Sex Pistols, Talking
Heads, The Cure, Sumo, R.E.M., Sonic Youth, Nirvana y The Strokes.
Hay una frase célebre, dicha por varios músicos de diferentes
maneras a lo largo de las décadas sobre el carácter fundacional de
la banda: "Siempre fue la Velvet Underground..." ("It
was always The Velvet Underground").
Take no prisoners
En la década del setenta, Reed lanzó discos dispares:
Transformer (1972) fue recibido con beneplácito por la
crítica y sus canciones "Perfect Day", "Satellite Of
Love" y "Walk On The Wild Side" sonaban en las radios
estadounidenses como ninguna otra canción de su fatídica Velvet. Un
año después salió Berlin, disco introspectivo como
terrible ("Kids" y "Sad Song"): una ópera sobre
la historia de dos drogadictos en la capital alemana. En 1975 publicó
Metal Machine Music y tan solo el crítico musical Lester
Bangs lo celebró: una ópera de guitarras y sintetizadores, sin
bajo, voz y batería, donde reinan una estridencia y un caos que
dejan a White Light como una canción de cuna. La respuesta
de Reed a su discográfica que le pedía un nuevo Transformer.Una gran broma, un disco imposible, un delirium tremens
hacia el infinito. Hay miles de fanáticos de Reed que jamás
escucharon más de cinco minutos, y mucho menos por completo.
(También hay miles que hoy visten remeras con la banana de Warhol de
la portada del primer disco de la Velvet y jamás escucharon el disco
más allá de "Heroin").
Luego llegaron Coney Island Baby (1976), Street
Hassle (1978), The Blue Mask (1982), New York
(1989), entre otros. La carrera de Reed fluctuó entre aciertos y
desaciertos pero siempre bajo retos que el fanático de la poesía de
Delmore Schwartz y de Arthur Rimbaud se imponía.
En 1992 lanzó Magic and Loss. Un disco hermoso, sobre la
magia y la pérdida, la vida y la muerte, particularmente esta
última. La quinta canción del disco es "Sword
of Damocles", dedicada a un amigo que
falleciera a causa de una enfermedad terminal, como tantos otros
cercanos al artista. Los arreglos (particularmente la intro) y el
ritmo son dantescos, generando un clima de vertiginosa soledad hasta
un punto final. Pero Reed, según dijo al New York Times su doctor
personal, de apellido Miller, murió rodeado de seres queridos que
estuvieron a su lado en una mañana de domingo. Si la espada de
Damocles estaba sobre su cabeza, solo Lou lo sabía.
Dreamin' - Escape
Reed vivió sus excesos años antes de crear la Velvet, y entre
1966 y 1975 mucho más: en los años setenta padeció la adicción a
la heroína como pocos, pero a su desgarro siempre lo convirtió en
arte. Magia y pérdida. En la década de los ochenta su vida cambió:
dejó sus viejos vicios (porque se moría) y brindaba pocas
entrevistas en las que hablaba de su acercamiento a lecturas sobre
filosofía oriental y del Tai Chi, disciplina que comenzó a
practicar. En noviembre del 2000, como parte de su gira sudamericana
del disco Ecstasy, dio un concierto en el Teatro de Verano
de Montevideo. En 2011 grabó el disco Lulu junto a
Metallica. En los últimos años se lo vio recorriendo las calles de
Nueva York en bicicleta: unas calles que caminó en mil y una noches
y que conocía como la palma de su mano, esa que dejó tesoros como
"Sunday Morning", "Stephanie Says", "Pale
Blue Eyes", "Perfect Day" y más, mucho más.
"Lou murió dando pelea; hizo sus ejercicios de Tai Chi tan
solo una hora antes de morir", dijo el doctor Miller al New York
Times.
Publicado el domingo 27/10/2013 en la agencia de noticias Uypress
Es de noche en el desierto del Valle
de Coachella, en California. Una de las tantas noches de los últimos
seis años, desde el lanzamiento del Era Vulgaris. Un largo silencio de la banda de Palm Desert se rompe con ...Like Clockwork. Josh Homme y los suyos están de regreso. Y con invitados: Trent Reznor, Alex Turner, Jake Shears y Elton John. Sí, Elton John.
Buena parte de la crítica y la industria
en general, han tenido la necesidad de calificar fenómenos musicales
con palabras que los trasciendan y así generar nuevas tendencias e
identificación en el público. Modas para algunos, estilos de vida para
otros. Pregúntenle al punk, al grunge, a la new wave. En el caso
particular de Queens of the Stone Age, para definirlos, les colocaron
las etiquetas desert rock y stoner rock. Pero en
realidad no es tan difícil intentar una aproximación al sonido de la
banda: partiendo del hard rock alternativo, una mezcla abierta de
géneros, que muta desde el heavy metal de los primeros discos de Black
Sabbath en los riffs de guitarra de Homme (ya conocidos en su etapa en
la banda Kyuss) hasta la distorsión lograda por Steve Albini en las
grabaciones de In Utero de Nirvana. Influencias más directas
del rock de los años 70 y 90 que del de los 80, como también del blues
de los 40 y mucha psicodelia, moldean un sonido caleidoscópico, denso y
original.
En el caso de ...Like Clockwork,
sexto disco de la banda, se presenta un paisaje bucólico. Es profunda
la noche en el desierto y están rodando cine de terror. Las diez
canciones que lo componen crean un clima que con el apoyo de los
arreglos en la edición de sonido (vidrios rotos, fuerte viento) parece
narrar una críptica road-movie sin jamás perder continuidad.
(De hecho, como promoción del disco, la banda lanzó en su web un
videoclip animado de 15 minutos de un medley con algunas canciones,
realizado por Boneface en los dibujos y Liam Brazier en la animación).
Volviendo a la música, como claro ejemplo está la intro de la canción
que abre el disco: "Keep Your Eyes Peeled", que cuenta con la
colaboración en las voces de Jake Shears, cantante del grupo electro-pop
Scissor Sisters. En el castillo de las Reinas de la Edad de Piedra,
Homme y Shears pueden encontrarse en una canción. Desde el comienzo, la
advertencia es clara: hay que tener los ojos bien abiertos.
Una de las más salientes características
del nuevo trabajo son las letras, el crudo manifiesto de Homme.
Directo, sin vueltas. Si una frase puede resumir qué tiene para decir
Homme en 2013, queda explícito en "Smooth Sailing": "I blow my load over
the status quo / I'm risking always, no second chance". Digamos que al
hombre le importa muy poco el statu quo (la actual escena del
rock, de la que forma parte su banda) y mucho arriesgar, mientras
conduce con comodidad esta canción con guitarra funky y la canta en
falsete.
"The Vampyre of Time and Memory" destaca
la madurez de la banda. Una balada que desde sus arreglos, y en calidad
introspectiva entre voz, piano y guitarras, recuerda claramente a The Wall
de Pink Floyd. Junto a esta sorpresa experimental, es necesario
mencionar la séptima canción: "Fairweather Friends", con Homme en pleno
delirio lisérgico junto a Elton John de soporte, que marca el ritmo
desde el piano y los coros junto a los ex Queens Nick Oliveri y Mark
Lanegan.
En "If I Had a Tail" se suma Alex
Turner, voz y guitarra de Arctic Monkeys, banda que en 2008 lanzara,
bajo la producción y tutela de Homme, su mejor disco hasta la fecha: Humbug
(uno de los imprescindibles de los últimos diez años, desvalorizado por
la crítica). La batería de Dave Grohl (ex Scream, Nirvana y actual
líder de Foo Fighters), que toca en seis de las diez canciones, marca el
ritmo inicial para el quejido lascivo de Homme: "Quiero chupar / Quiero
lamer / Quiero llorar / Quiero escupir". Todo bajo un ritmo funky con
la distorsión adecuada.
En "Kalopsia", Trent Reznor (Nine Inch
Nails, How to Destroy Angels) se suma a la canción que con seguridad
plasma la mayor versatilidad de la nueva formación de la banda. Las
guitarras de Fertita y Van Leeuven, el bajo de Shuman y la presencia del
exbaterista Joey Castillo responden en la melodía inicial, para luego
detonar sin perder el ritmo. "My God is the Sun", con Grohl en batería y
Shuman marcando el tempo, es un hit rockero ineludible: el clásico
sonido garage de la banda, consolidado con la llegada de Grohl en la
época del Songs for the deaf (2002) y previamente desarrollado en Rated R (2000).
El cierre es con la canción que da
nombre al disco: "...Like Clockwork". La película pronto se fundirá a
negro, mientras Homme recurre al piano y nuevamente a su voz en falsete
para el final. Mientras su canto se aleja y se despide con la frase
"Todo es cuesta abajo desde aquí", Queens of the Stone Age regala una
hermosa canción, perfecta para culminar el disco más honesto e
introspectivo de su carrera.
Canciones:
1. Keep Your Eyes Peeled 2. I Sat by the Ocean 3. The Vampyre of Time and Memory 4. If I Had a Tail 5. My God is the Sun 6. Kalopsia 7. Fairweather Friends 8. Smooth Sailing 9. I Appear Missing 10. ...Like Clockwork
Miembros: Josh Homme (guitarra, voz) Troy Van Leeuwen (guitarra, teclados) Dean Fertita (guitarra, teclados) Michael Shuman (bajo) Jon Theodore, Dave Grohl, Joey Castillo (batería)
Grabado en Pink Duck
Studios (California). Producción: Josh Homme, Queens of the Stone Age,
James Lavelle. Duración: 45:59. Matador Records. 2013.
Para el miércoles 9 de noviembre, meteorología pronosticó alerta naranja por fuertes vientos y precipitaciones en Montevideo. Lo que no avisó fue que a las 22 horas llegaba la alerta roja al Parque Rodó, el funeral blanco, la presentación de Faith No More.
La alerta naranja, por parte de meteorología, vaticinaba para el miércoles fuertes vientos y precipitaciones en Montevideo: a las 16 horas salió el sol, a las 18 cambió para gris, con lluvia y truenos; a las 22 el cielo estaba despejado, cuando Faith No More pisó el blanco escenario del Teatro de Verano, cerrando la tercera y última fecha del festival Primavera 0.
Previo al estreno de los californianos, el ex Peyote Asesino y Kato, Fernando Santullo, abrió la tercera y última jornada del festival Primavera 0 bajo una lluvia torrencial, la que el cantante aprovechó para ambientar varias de sus canciones con su estilo misceláneo funky, rap, hip-hop y tanguero: “La humedad”, “Al viento”, “Esencia”, “Pa’ bailar”, “Solo” —cover de Los Estómagos—, “Más abajo” —de su etapa en Kato—, y un cierre a todo “peyote” con los invitados Carlos Casacuberta y Pepe Canedo para tocar “Cable pelado”.
What a day
En una palabra, para ser breve y pertinente con la banda: épico. Así fue el concierto que los californianos dieron en el Parque Rodó en la noche del miércoles. Poco después de las 21 horas, la densa lluvia daba tregua en el Parque Rodó, mientras técnicos y plomos preparaban el funeral blanco. Se venía algo importante: un escenario albo, con coronas de flores, rosas, claveles y jazmines rodeando parlantes y la fosa.
Sobre las 22 horas, finalmente, llegó la alerta roja, con sus cinco integrantes vestidos de blanco: Mike Bordin (batería), Roddy Bottum (teclados), Bill Gould (bajo), Jon Hudson (guitarra) y Mike Patton (voz), de bastón, pisaban por primera vez un escenario en Uruguay.
La banda brindó un repertorio de sus clásicos: la apertura con la instrumental “Woodpecker from Mars”, “From out of nowhere”, “Midlife crisis”, “Caffeine”, “Evidence”, “Ashes to ashes”, “Epic”, “Last cup of sorrow” —su videoclip, uno de los tributos y parodia audiovisual más dignos del film Vértigo, de Alfred Hitchcock—, “King for a day”, “Just a man”, la libérrima “We care a lot”, una nueva y “misteriosa” canción, de la cual los fans en las redes sociales ya han comenzado a generar especulaciones, y los covers “Delilah”, “Easy” y “Started a joke”, de Tom Jones, The Commodores y los Bee Gees respectivamente.
Durante el concierto, los californianos se mostraron serviciales y hasta sorprendidos ante el público más cálido de las tres fechas del festival, que la lluvia mortificó durante la espera. Gould y Bottum intercambiaban palabras en un forzado español con acento mejicano, Bordin con toda su clase y método en la percusión, y Patton fue por más, como costumbre: desde la versión en español de “Evidence”, pasando por su intacta calidad de magnífico crooner (“Easy”, “Ashes to ashes”, “Just a man”) hasta sus clásicas arremetidas como un león herido, al estilo de Phil Anselmo, vestido como pae religioso, en “Cockoo for caca” y en “Surprise! You're Dead!”. La última canción de la noche fue “I started a joke”, el cover de los Bee Gees, que Patton refundó.
Faith No More pasó por Uruguay y dejó algunas cosas en claro: aunque lleven catorce años sin sacar un nuevo disco, están más vigentes que nunca; como moneda corriente, la mutabilidad de estilos y la retroactiva potencia en vivo de la banda; una puesta en escena admirable —por lejos, la mejor en la historia del Teatro de Verano—; la perenne ambigüedad de su líder, Mike Patton, ese enorme y versátil cantante, uno de los más notables que no sólo dio el rock alternativo, sino la historia de la música. En resumen, este fue uno de los conciertos más trascendentes que pasaron por nuestro país. Fue un funeral blanco, toda una despedida, toda una bienvenida.
Una de las presentaciones más esperadas de este año en Uruguay se concretó este martes, cuando Kim Gordon, Thurston Moore, Lee Ranaldo y Steve Shelley —junto al ex Pavement, Mark Ibold— pisaron el escenario de un Teatro de Verano prácticamente colmado.
"It's a brand new era, it feels great It's a brand new era but it came too late". Pavement, Newark Wilder
Top 25 hits of the 90's que la rockean. Luego de arduas negociaciones, amenazas, traiciones, humaredas y cautelas varias, esta sala de redacción llegó a dar con su Cancionero Oficial de los años noventa del pasado siglo. La premisa fue intentar redondear un sonido, o los más representativos (junto con las letras de las canciones elegidas) para enviarlos a la luna así quizá algún extraterrestre alerta capte el comunicado.
25 - Symphony of Destruction, Megadeth 24 - A-320, Foo Fighters 23 - April, 29, 1992 (Miami), Sublime 22 - No rain, Blind Melon 21 - Dirty boots, Sonic Youth 20 - Deep Kick, Red Hot Chili Peppers 19 - Bulls on parade, Rage Against the Machine
18 - Supersonic,Oasis 17 - Basket case, Green Day 16 - Karma Police, Radiohead 15 - Them bones, Alice in Chains
14 - Loser, Beck 13 - Un ángel para tu soledad, Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota 12 - Black hole sun, Soundgarden 11 - Blur, The Universal 10 - Enter Sandman, Metallica 9 - Toes across the floor, Blind Melon
8 - 1979, The Smashing Pumpkins 7 - Suck my kiss, Red Hot Chili Peppers 6 - Gold Soundz, Pavement
5 - Interstate love song, Stone Temple Pilots 4 - You could be mine, Guns N' Roses 3 - Losing my religion, R.E.M.
Iggy Pop es el puto amo. Es fama. Uno de los pocos humanoides que me realmente me caen bien. No serán más de veintitres quienes lo lograron: Abraham Lincoln, Roberto de las Carreras, Jorge Newbery, Andrés Mazzali, son parte de la escueta lista. Otros de la misma, aún viven. Recordemos que alguna vez Iggy cantó: "I'm livin' like a dog.... and I'm bored". No seré yo, felino, quien critique esta sentencia, claro está. A mí, Rémy Duroc, me gustaría prepararle unas margaritas y daiquiris al viejo Iggy, servirle una chocolatada, algún que otro "fist" de Jack Daniels o una grappa con limón, sentados en una piscina de plástico en Las Toscas, Solís o Cuchilla Alta. Cualquiera de estos tres destinos. Quizá podría ser en alguna piscina de Hollywood.No problem with that...
Animal, gracias por tanto; por I wanna be your dog (según Dylan, la mejor canción escrita sobre los perros), por no conocer el miedo al ridículo, por sincero, picante, por ser un salado, por climáticos momentos como en Nightclubbing-con el inolvidable y profético "beat" incluído-, por reconocer ser un idiota pero sin perder la lujuria. Por jugarte la ropa, tigre viejo. Por pelar.
Funtime, estimado Pasajero. Funtime.
R. Duroc.-
(Extraído de "Cuarta de las siete vidas" - Epílogo: Una de las siete se me fue en un estornudo-).
Sick Boy: It's certainly a phenomenon in all walks of life.
Renton: What do you mean?
Sick Boy: Well, at one time, you've got it, and then you lose it, and it's gone forever. All walks of life:George Best, for example. Had it, lost it. Or David Bowie, or Lou Reed.
Renton: Lou Reed, some of his solo stuff's not bad.
Sick Boy: No, it's not bad, but it's not great either. And in your heart you kind of know that although it sounds all right, it's actually just shite.
Renton: So who else?
Sick Boy: Charlie Nicholas, David Niven, Malcolm Mc Laren, Elvis Presley...
Renton: OK, OK, so what's the point you're trying to make?
Sick Boy: All I'm trying to do, Mark, is help you understand that The Name of the Rose is merely a blip on an otherwise uninterrupted downward trajectory.
Renton: What about The Untouchables?
Sick Boy: I don't rate that at all.
Renton: Despite the Academy Award?
Sick Boy: That means fuck all. It's a sympathy vote.
Renton: Right. So we all get old and then we can't hack it anymore. Is that it?
Sick Boy: Yeah.
Renton: That's your theory?
Sick Boy: Yeah. Beautifully fucking illustrated. [con énfasis en acento a lo Sean Connery]
Muchos de los presentes quizá hasta que no los
vieran en el escenario aún no podían creer un 100% que la histórica
banda de Boston estuviera en Uruguay. Pero así fue, cuando Black
Francis, Kim Deal, Joey Santiago y David Lovering comenzaran el show con
la indómita “Bone Machine”. Era real.
Pixies es una de esas bandas que si a uno le agrada,
está prácticamente obligado a tenerle cariño. Así suele ser la música
ante las emociones. Desde los que comenzaron a tocar la guitarra
imitando los riffs de Black y Santiago hasta los que se sonrojaban con
temas como “Here comes your man”. Y es una banda que cimentó e hizo
escuela en la escena alternativa-indie no sólo de Estados Unidos, sino
de todo el mundo. Desde Nirvana a Radiohead, desde bandas de Bangladesh
que no conocemos hasta los uruguayos Buenos Muchachos. Les deben mucho.
Les debemos mucho. Y ayer lo disfrutaron miles de uruguayos, por primera
vez en su propia casa. Vaya lujo.
Buenos Muchachos
La lluvia en la tarde noche amenazó pero ahí quedó. Y todo estuvo
bien. Desde la Rambla a un costado, y un pequeño espectáculo circense en
la puerta, y entrar a esperar que los locales Buenos Muchachos subieran
al escenario a telonear. A cumplir un sueño, de tocar una noche junto a
los Pixies. Su show fue compacto y emocionante, lo que no es novedad.
Con la ausencia de su guitarrista Gustavo Antuña "El topo", pero con
presencias como la de Ignacio Gutierrez en teclados y Pol Sónico
(Supersónicos, La Hermana Menor) en percusión, tocaron temas
representativos de todos sus discos: “He never wants to see you (once
again)”, “Desestrés”, “Cecilia”, “El faro”, “La isla era un camalote”
(el tema más importante de los últimos quince años de la escena local),
“Pavimento del buen muchacho”, “De a 2 mejor”. Un buen aperitivo para lo
que llegaría luego.
Here comes your band
Y los históricos de Boston subieron al escenario. Con
puntualidad. Desde el comienzo de “Bone Machine” el público se exaltó
para pronto entregarse a una estampa de una banda profesional, que no
dejó nada por dar en los 90 minutos que pisó por primera vez un
escenario en Uruguay. El sonido del método, de una guitarra
inconfundible de Santiago, la brillante Kim Deal con su bajo que por
momentos parece su tercer brazo, o una segunda boca, en “Debaser” volvió
loca a la multitud.
El concierto fue una marea de sus grandes éxitos. No
faltaron “Wave of Mutilation”, “Monkey gone to heaven”, “Hey”, y la
complaciente “Here comes your man”; Black gimió como perro en celo en la
inigualable “Tame”; “Velouria”, “Gouge away”, “Crackity Jones”, "Break
my body", “Vamos” y los presentes cantando, todos sonrientes.
“Caribou”, otro momento hipnótico en la fresca noche y
otra prueba del sonido como bofetada a los presentes. Clase y
puntualidad. Luego vino “Isla de Encanta” y un shock eléctrico a varias
generaciones de fanáticos en el Teatro de Verano. El show se fue con la
inconfundible “Where’s my mind?” y “Gigantic”.
A los cuatro músicos se los vio distendidos, en
gracia musical y con presencia, más allá que no
presentaran nuevos temas pero arremetieran con clásicos. Pero tocaban
ante un público que estaba en trance. Lo lograron con clase. Hay equipos
de fútbol que cuando logran una gesta ante un clásico rival, una
goleada, un campeonato ganado de atras, suelen cantar “No se olvida
más”. Ayer, hasta las hormigas que bordeaban alguna palmera cercana,
podrán asegurarlo de este show.
Black Francis "on fire"
Setlist: 1 - Bone Machine 2 - Broken face 3 - Nimrod's son 4 - Holiday song 5 - Something against you 6 - Debaser 7 - Tame 8 - Wave of mutilation 9 - I bleed 10 - Here comes your man 11 - Monkey gone to heaven 12 - Mr. Grieves 13 - Crackity Jones 14 - La la love you 15 - N° 13 baby 16 - Gouge away 17 - Hey 18 - Velouria 19 - Dig for fire 20 - Cactus 21 - Break my body 22 - Caribou 23 - U-Mass 24 - Isla de encanta 25 - Vamos 26 - Where's my mind? 27 - Gigantic
Por donde empezar... Uno (sin considerarse fanático) siempre rescató a Metallica como banda, como camino desde el comienzo de los años 90' por un tema de edad y por lo que representaban a uno en aquellos años, los que conformaron el "thrash rock" o "heavy", o lo que venga. Personalmente, no soy de rotular. Por ello, tomándome un paréntesis en semejante diátriba, los ubicaría en el estilo thrash.
Sobre esta visita de Metallica a Argentina se habló mucho, que hasta no venían los que alguna vez representaron y fueron, sino que en su lugar vendría "Mercenallica", "Chetallica", Pesetallica... Conozco gente que le hubiese encantado verlos dentro suyo, pero decidieron faltar a la cita por el affaire del año 2003, el fiasco, cuando plantaron a miles con entrada en mano, cancelando la visita a aquella Argentina(alegando "cansancio físico") levantándose apenas del K.O luego del caótico 2001. Decisiones.
La noche del viernes fue memorable. Y mucho más si uno se encontraba en el "campo" del estadio de River Plate. Si se empieza a comentar, podría decirse que telonearon a los San Franciscanos, a primera hora O' Connor y a continuación León Gieco y D-Mente. Sí... no hay error: León teloneó a Metallica. El show del ex- Hermética estuvo "tight" y con la sorpresa de ver al "tano" Romano en la viola (otro ex de la banda referente del heavy argento). Hubo temas clásicos (Otro día para ser) que el público recordó coreando. Luego, cayó el folclorista a plantarse con su armónica y criolla ante la jauría, la cual lo respetó en su repertorio. Andrés Giménez lo acompañó con su proyecto "D-Mente": Canciones de Gieco con fondo "heavy". Quizá no hubiera estado mal para el público haber enrocado a las dos bandas. La gente levantó con el show de O´Connor y, claramente, bajó temperaturas con el de León.
Ride the Lightning
Era hora. El campo era una masa uniforme. Uno, que ha sido agraciado por haber visto algunas bandas internacionales por estos lares como así en Europa, se sintió dichoso en haber estado en semejante fiesta. Y no sólo celebración del metal, o del heavy, sino de la música como tal. Se apagaron las luces, pasada la hora estipulada (21 hs) y la masa humana tomaba forma, en las pantallas asomaba el instrumental-intro a cargo de Ennio Morricone junto al lente de Sergio Leone: The Ecstasy of Gold. Mientras se sucedían las imagenes del video le comenté a mi amigo: "Nos vamos a perder, vamos a ver cuanto tiempo estamos así". Menos de un minuto. Se fue la intro y la masa explotó con Creeping Death y chau amigo, chau yo, y sentir que se le vuelan las pelucas de miles de cabezas, y saltar, agitar, poguear, que te muevan, te lleven. Todos en la misma, juntos, abajo del escenario. Y si a esa muerte escalofriante le siguen Ride the Lightning y Fuel, se pone todavía más picante. Arriba, los cuatro jinetes al palo decidieron pegar con The Four Horsemen, con la estampa de Hetfield, jovial como inapelable y el circense Lars Ulrich dandole bomba a su batería Tama vigilado por el bajo de la "araña surfer" Robert Trujillo.
Master of Puppets fue una demencia. Fade to Black, conmovedora como Nothing Else Matters. Del nuevo disco, Death Magnetic (2008)sonaron That Was Just Your Life, The End Of The Line, Broken, beat and scarred, The Judas Kiss. Enter Sandman fue el tema donde todas las personas del campo saltaron y poguearon. Todas. En Battery tuve el privilegio y valor (?) de meterme en una "ronda" o "wall of death", donde a comienzo del tema los implicados corrían en círculo formado para cuando los músicos apretaban el acelerador cruzarse al medio, corriendo y pechándose, donde quien caía era levantado de inmediato y llamativamente aparecían personajes de cierto grado de obesidad que parecían salir de la nada, y ahí tomaban el centro de la escena. Los que los pechaban, simplemente volaban, generando con suerte alguna que otra cosquilla en estos personajes. Yo fui uno de los que voló lejos. One es el himno de la banda. Toda una declaración de su disco (más político si se quiere) And Justice for all... La pirotecnia y las llamas que salían a propulsión del escenario dejaron boquiabiertos a quienes peludeaban, o ya sentían en carne propia y con sonrisas, moretones y sudor.
En un punto del concierto, Hetfield pidió disculpas por el fiasco del año 2003, sin vender humo de más, y esperando redimir con el show. Llamativamente, el unico miembro "presentado" por parte del frontman fue Kirk Hammett. Como si lo necesitara... Llegaron los "bises" y sorpresivamente eligieron Stone Cold Crazy, cover de Queen. Fight Fire With Fire aplanó y se encendieron las luces del estadio para que Seek & Destroy ultrajara lo ultimo que le quedaban a músicos como al público, gigantesco pogo mediante.
Al caminar por las calles de Buenos Aires estos días no era extraño ver cientas de personas con alguna camiseta o del concierto o de la banda. Al ver lo del viernes 22, no quedan dudas que Metallica es un monstruo. Y hoy destila llamativa vitalidad. Andan volando. Yo vi explotar River. Con la justificación y sus mañas comerciales Metallica ha generado polémica, pero a no olvidar que estos tipos "crearon" con estilo propio en cierto momento histórico del rock (San Francisco, circa 1981-1983). Que no se olvide. Que sea música.
M. Dávalos.-
Temas:
1 - The ecstasy of gold 2 - Creeping death 3 - Ride the lightning 4 - Fuel 5 - The four horsemen 6 - Fade to black 7 - That was just your life 8 - The end of the line 9 - Sad but true 10 - Broken, beat and scarred 11 - The Judas kiss 12 - One 13 - Master of Puppets 14 - Battery 15 - Nothing else matters 16 - Enter Sandman
Bises:
- Stone Cold Crazy - Fight fire with fire - Seek & destroy
En 1992 Nirvana visitó Argentina. Tocaron en la cancha de Velez, Buenos Aires. La leyenda señala que a Cobain le propusieron algunas bandas argentinas para telonearlo. Al escuchar unos temas de la banda argentina "Los Brujos", a la banda de Seattle le quedó todo claro. Se dice que el rubio quedó flasheado por la canción "Kanishka", de la cual podría ser que se le haya quedado trancado en el cerebelo el riff principal. Asimismo, en la noche del concierto, el frontman de Nirvana vio el show de los argentinos, quienes abrieron la noche, a un costado del escenario. Le gustó.
La noche de aquel concierto tuvo sus cosas. Cobain trajo una banda de chicas desde Seattle llamada Calamity Jane, apadrinada por él mismo para telonearlo. Las chicas tocaron después de Los Brujos. El público argento no fue receptivo y les tiró hasta con lo que no encontraba a mano cuando las féminas tocaron, y el zurdo violero se ofuscó. Su revancha fue en su show, al hacer amagues de su tema más en boga "Smells like teen spirit", para nunca realizarlo. El humor de Cobain esa noche no fue el mejor, no sólo por este problema, sino porque el segundo año de la década de los noventa lo tuvo bastante a mal traer, con una mochila tirana más que pesada y con lamentables problemas físicos. Igualmente, el show de Nirvana fue inolvidable, según testimonios. Los músicos hasta improvisaron un tango con sus inconfundibles distorsiones "bass-treble".
En 1993 Nirvana graba In Utero con el "plomero" Steve Albini. El séptimo tema del disco "Very ape" parece tener un parecido (influencia, guiño) con "Kanishka", tema de aquella banda que los teloneó en el sur de América, de la cual a Cobain le quedó un buen recuerdo.
Humbug es el reciente tercer disco de estudio de los (Sheffield finest) Arctic Monkeys. La banda de gurises ingleses se hizo famosa por aquel corte I bet you look good on the dance floor, mediante redes sociales de internet (MySpace). Al salir el primer disco en 2006 llegaron a vender en su debut más que cualquier otra banda inglesa. Pero esto no es un análisis de mercadotecnia, así que, mejor, algunos comentarios sobre el disco.
Los pibes se fueron a grabar al desierto norteamericano (Estudio "Rancho de la Luna" en Joshua Tree, California) bajo la tutela del frontman de los Queens of the Stone Age, Josh Homme. Y el resultado resultó ser más que bueno. El álbum es un "grower", y tiene la influencia de Homme en el sonido conocido que mejor conoce, el llamado "stoner/desert rock". Bajaron ir al palo para escarbar. Reciben la influencia de los Doors, de Black Sabbath, con los brazos abiertos y ojos todavía más. Los pibes crecieron. Y en Humbug se nota.
Musicalmente los pibes de Sheffield bajan algunos ritmos conocidos en sus dos discos anteriores y pasan a rozar melodías de menor tempo, y el cantante y guitarra Alex Turner juega con el reverb y su voz. Bienvenida la psicodelia en la viola de Jamie Cook. Diez canciones. My propeller es un arranque alentador; Secret door se pone trippy; la balada Cornerstone puede recordar a viejos temas como "Mardy Bum" o "Fluorescent adolescent"; Pretty visitors puede parecer sacada de una adaptación musical moderna de La caída de la Casa Usher, del Señor Poe; Dangerous animals es un temazo, marcado por el ritmo del batería Matt Helders; The jeweller's hands es un buen final al disco, sin excesos. En alguna edición internacional se encuentra el cover del tema de Nick Cave Red right hand.
Temas:
"My Propeller" "Crying Lightning" "Dangerous Animals" "Secret Door" "Potion Approaching" "Fire and the Thud" "Cornerstone" "Dance Little Liar" "Pretty Visitors" "The Jeweller's Hands"
Led Zeppelin (de izq a der): John Bonham, Robert Plant, John Paul Jones, Jimmy Page
1969 fue mucho más que el final de una era y década. Fue una noche de agosto en la dirección 10050 de Cielo Drive, Hollywood; fue Hunter Thompson escribiendo algo sobre Haight-Ashbury. Fue Altamont.
Hacía cuarenta años, el fotógrafo Robert Knight retrataba a Led Zeppelin llegando al aeropuerto de Honolulu, Hawaii, con los masters en mano de lo que sería su segundo disco, Led Zeppelin II.
Primero se llamaron "The New Yardbirds" (Jimmy Page fue guitarra de la banda The Yardbirds), luego pasaron a llamarse Led Zeppelin (zeppelin de plomo) por un chiste mufa del baterista de The Who, Keith Moon.
En enero de 1969 debutaron con Led Zeppelin I, y en octubre del mismo año su segundo trabajo, Led Zeppelin II. De los masters que llevan los ingleses en la foto, quedaron nueve canciones. Jimmy Page adquiere el mote de "patrón de la guitarra" con sus archifamosos riffs en temas como Whole Lotta Love o en Heartbreaker. Asimismo, es inolvidable lo que logra en la batería John Bonham en Moby Dick. En The Lemon Song, el bajo John Paul Jones levanta vuelo como si estuviera viajando en una escalera al cielo. What Is And What Should Never Be es un tutorial de canto por parte de Robert Plant.
Este disco le aportó tanto al rock n' roll como tal como el equipo de Brasil del mundial de 1970 al fútbol mundial.
Temas:
1. Whole Lotta Love (Bonham / Dixon / Jones / Page / Plant) - 5:34 2. What Is and What Should Never Be (Page / Plant) - 4:44 3. The Lemon Song (Bonham / Jones / Page / Plant) - 6:19 4. Thank You (Page / Plant) - 4:47 5. Heartbreaker (Bonham / Jones / Page / Plant) - 4:14 6. Living Loving Maid (She's Just a Woman) (Page / Plant) - 2:39 7. Ramble On (Page / Plant) - 4:23 8. Moby Dick (Bonham / Jones / Page) - 4:21 9. Bring It on Home (Page / Plant) - 4:20
Integrantes:
Jimmy Page - Guitarra Robert Plant - Voz, armónica John Paul Jones - Bajo, órgano John Bonham - Batería, percusión