
Aunque esté dirigida por Zack Snyder (300, Los Vigilantes, Sucker Punch), El Hombre de Acero es un producto de concepción e influencia de la visión del director británico Christopher Nolan, quien aquí ejerce como productor y coguionista junto a David Goyer. El tratamiento del personaje, aunque claramente diferenciado del Batman de Nolan por razones obvias (son diametralmente opuestos), continúa una forma de narración de similar concepción.
En esta película, el equipo Snyder-Nolan-Goyer recurre a la
receta que le ha dado cierto crédito a Nolan: el origen del héroe
solitario y su adaptación a nuevas responsabilidades en un medio
hostil (Batman inicia, 2005). Lo que en un comienzo aquí es
eficaz, con un prólogo que cumple al presentar el drama familiar de
Kal-El (Henry Cavill) desde su expulsión apenas nacido en Kripton,
planeta de inminente destrucción, en una nave a la Tierra. Sus
padres, Jor-El y Lara Lor-Van, se encargan del sacrificio ante la
amenaza del golpista General Zod (Michael Shannon).

Una vez en la Tierra, el extraterrestre deberá adaptarse al nuevo
escenario de forma física y sensorial. Un proceso que incluye al
niño y al joven desaliñado y barbudo previo al inmaculado
superhéroe. En el caso del visitante de Krypton, cuenta con poderes
que lo hacen único, de los que adquirirá conciencia y serán causa
de sus nuevas obligaciones. No estará solo, ya que la figura paterna
es clave en su concepción desde sus inicios en la historieta, en
1938, a cargo de Jerry Siegel y Joe Shuster. Esta figura alterna
entre contrastes: por un lado, la retórica de su padre biológico
Jor-El (Russell Crowe); y por otro el ejercicio de la praxis de sus
padres adoptivos terrícolas, Jonathan Kent (Kevin Costner) y Martha
Kent (Diane Lane), granjeros de Kansas.
Por otra parte, aunque en continuidad con la formación del
personaje, es redundante el tiempo que le dedica el guión a la
comparación del héroe con Jesucristo. En el tiempo presente de la
narración (dejando de lado la cantidad de flashbacks, que en
conjunto aportan a la trama) el visitante tiene 33 años, se reitera
su responsabilidad para "dirigir a la humanidad hacia su
libertad" y hasta se agregan dos escenas por si algún
espectador aún no lo tiene del todo claro: su visita a una iglesia y
confesión ante un sacerdote, en la que la cámara toma un vitral con
la imagen de Jesucristo; y otra en la que se entrega a sus
carceleros, esposado en el centro de un plano general. Su sacrificio
es el del mesías ante los otros (lo llaman "freak":
un raro, un incomprendido). El guión y las imágenes están a la
orden de este concepto esencial y alegórico.

Más allá de este recurso y abuso del guión, hay aciertos.
Sumado al prólogo de Krypton, que concibe al héroe desde su
alumbramiento, la presentación de la periodista Lois Lane (Amy
Adams) en la vida del héroe es sobria y pertinente. No porque se
note una química entre los actores o se narre una gran historia de
amor, sino que los guiños que efectúan Nolan y Goyer entre ambos
personajes resultan sencillos, como también la inclusión de Perry
White (Laurence Fishburne), editor del diario Daily Planet, de
Metrópolis. En esta primera entrega se nota un esmero en la
presentación de los personajes que acompañarán al héroe en lo que
vendrá a futuro.
En relación con los guiños al universo del personaje,
especialmente en los contrastes entre Krypton y la Tierra, se revelan
detalles que quizá algún espectador no conozca y se establecen con
certeza didáctica (entre otros, cuando se explica que la "S"
en el pecho del héroe no significa Superman, sino el propósito de
su misión).
Hay dos batallas a las que la palabra épica queda chica para una
definición. Una es asombrosa (la de Smallville, pueblito de Kansas
donde se cría Kal-El), breve y mucho más genuina que la segunda, en
Metrópolis, de la que no se puede negar la influencia de la gran
batalla de Los Vengadores (Joss Whedon, 2012), que a
propósito es muy superior a esta. La batalla de Smallville se
destaca porque, más allá de su calidad y novedad en el tecnicismo
fílmico en la acción y sus efectos especiales, se puede entrever el
conflicto íntimo de Kal-El al destrozar su hogar de la infancia y
adolescencia; mientras que a la segunda, ante el villano Zod, le
sobran minutos y le falta vitalidad y un humor necesario (como sí lo
hay en Los Vengadores) en el escenario de una metrópoli que
se derrumba como si fuera de cristal dentro de una irrealidad absurda
y absoluta.

El Hombre de Acero no es un clásico instantáneo ni
apodíctico dentro de este alud de producciones de superhéroes; y
menos aún es la mejor película realizada sobre el extraterrestre a
quien los terrícolas llaman Superman. Cavill es austero en su
actuación, pero por momentos parece realmente de acero (le falta el encanto de Christopher Reeve, que también supo enfrentar a Zod en Superman II, de Richard Lester, en 1980), mientras Adams, Crowe, Costner y Lane
no desentonan y Shannon está a la altura como el villano de turno.
La película es un inicio con más aciertos que errores: no hay
innecesarias superposiciones de argumentos y acumulación de
flashbacks que parten de un guión de Nolan (quien ha sabido
efectuarlos al cierre de su trilogía de Batman y en Inception),
aunque lamentablemente continúa el soporífero tratamiento musical
del alemán Hans Zimmer, quien no cree en los silencios pero sí se
cree un heredero de Wagner en una nueva épica de superhéroe de
Hollywood. Dentro de la filmografía de Snyder aquí no hay grandes
noticias, ya que no se aprecia su sello particular (como sí en su
correcta adaptación de Los Vigilantes, de 2009), pero
tampoco su dirección fracasa en los tiempos de un metraje de casi
dos horas y treinta minutos. Y no menos importante: la película no
está exenta de cierta carga política (históricamente arraigada a
la evolución del personaje de historieta) que retrata los tiempos
que corren: no deja de ser bienvenido que el héroe destruya un drone
y se burle del Ejército nacional de su país, como también la
puerta que se le abre de par en par al novato periodista Clark Kent.
Trailer:
Dirección: Zack Snyder. Guión: David S. Goyer, Christopher Nolan. Fotografía: Amir Mokri. Música: Hans Zimmer. Producción: Christopher Nolan. Elenco: Henry Cavill, Amy Adams, Michael Shannon, Russell Crowe, Kevin Costner, Diane Lane, Laurence Fishburne. 2013.
Crítica publicada en ACCU (18/6/2013)
Trailer:
Dirección: Zack Snyder. Guión: David S. Goyer, Christopher Nolan. Fotografía: Amir Mokri. Música: Hans Zimmer. Producción: Christopher Nolan. Elenco: Henry Cavill, Amy Adams, Michael Shannon, Russell Crowe, Kevin Costner, Diane Lane, Laurence Fishburne. 2013.
Crítica publicada en ACCU (18/6/2013)