miércoles, 19 de febrero de 2014

Dallas Buyers Club, de Jean-Marc Vallée



Jean-Marc Vallée realiza un riguroso retrato de época: la crisis del sida en 1985, junto con la decadencia del sistema de salud de Estados Unidos y las acciones promovidas por la industria farmacéutica para provecho propio ante la caótica situación. El director canadiense centra su relato en las víctimas algo que conoce, tras su tratamiento sobre la discriminación sexual en C.R.A.Z.Y. (2005). “Desahuciados”, señala y califica el título de la película en el Río de la Plata (El club de los desahuciados), que respecto a la propuesta de la trama dista de su importancia ante el original, y mucho más apto, Dallas Buyers Club (El club de los compradores de Dallas).

Mitad de la década de los años ochenta, cuatro años después de la aparición oficial del VIH. Tiempos en los que la ignorancia sobre la epidemia llevaba a muchas más preguntas que posibles respuestas, con enfermos que morían en pocas semanas tras lapidarios diagnósticos. El republicano Ronald Reagan, enemigo de primer orden de los homosexuales y de las minorías, iniciaba su segundo período tras ser reelecto presidente de Estados Unidos. Años en los que líderes religiosos llegaron a definir al sida como “el azote de Dios ante los maricas, engendros humanos”. Años de persecución.

Dallas Buyers Club se basa en una historia real, la del texano Ron Woodroof. Electricista, amante del rodeo, homofóbico, drogadicto, promiscuo e intolerante. Casas rodantes, tierra y sudor delimitan su entorno. Enfermo, los médicos le comunican que contrajo el virus y que le queda un mes de vida ante la falta de tratamiento previo. Primero no cree y luego cae en estupor: “No puede ser. Es la enfermedad de los maricas”, se pregunta en su ignorancia, como también lo hace su círculo de amigos, todos idiotas y “basura blanca” (white trash) que se burlan al conocer la noticia de la muerte del célebre actor Rock Hudson (1925-1985) a causa de la enfermedad. Ante el diagnóstico, todo cambia. Comienza una historia de resistencia personal, con una crítica hacia el sistema de salud liderado por el gobierno de aquel entonces el consumo del peligroso y legal medicamento AZT en pacientes—, y un testimonio compartido: Woodroof no tiene tiempo por perder, contrabandea medicamentos y abre un negocio de venta con una membresía especial para los enfermos.

Woodroof es piel y huesos. Lo interpreta Matthew McConaughey en el papel de su carrera. La transformación física es total —adelgazó más de veinte kilos—, aunque el esfuerzo no solo queda en lo exterior. El actor, también texano, comprende a Woodroof y a su gente. En Dallas Buyers Club McConaughey encarna al cowboy más completo que ha dado el cine en los últimos diez años. Y ni siquiera lleva pistola. Sobre el actor, es necesario destacar su versatilidad, especialmente en sus labores de los últimos años Bernie, Killer Joe (2011); Magic Mike, Mud (2012); la serie de televisión True Detective (2014)—. Abogado, asesino, stripper, fugitivo y detective. Aunque no hay que olvidar su debut en la fresca Rebeldes y confundidos (1993), dirigida por su amigo y paisano de Texas, el director Richard Linklater, con quien trabajó en varias ocasiones. Tampoco hay que relegar su actuación como un novato abogado en A tiempo de matar (1996) especialmente en su último parlamento ante un jurado racista. Pero no todo siempre fue rutilante: no acertó en liderar elencos de películas para el olvido como Experta en bodas (2001), Sahara (2005) y Amor y tesoro (2008), en las que fue destrozado como actor por críticos que hoy lo enaltecen como si fuera el nuevo James Stewart. Lo cierto es que en los últimos años, McConaughey ha alcanzado una evolución en su profesión gracias a su esfuerzo y a una mejoría en su elección de proyectos. El talento siempre lo tuvo.

A este club no lo sostiene únicamente la labor de McConaughey. Jared Leto interpreta al travesti adicto Rayon, en una nueva y extrema transformación física del actor, aunque en la ocasión con mayor acierto que en Capítulo 27 (2007), cuando sumó varios kilos para llevar a la pantalla a Mark Chapman, asesino de John Lennon, pero con poco éxito en el resultado final. Leto alcanza el rol más completo y conmovedor de su carrera, que con madurez recuerda a su interpretación del joven adicto de Réquiem por un sueño (2000). Un acierto clave del guion de Craig Borten y Melissa Wallack es el desarrollo de la relación entre dos personajes antagonistas como Woodroof y Rayon.

Dallas Buyers Club es un triunfo compartido: McConaughey y Leto en sus performances individuales y en el dueto que conforman, y Vallée que logra su mejor película hasta la fecha. Una historia de supervivencia con una crítica política y social ilustrativa. Es la consagración de McConaughey en la piel de Ron Woodroof: un hombre ordinario con un destino extraordinario; un don nadie que se convierte en un domador que da pelea y que quedará para el recuerdo por su altruismo. Con cowboys así, no todo está perdido.






Dirección: Jean-Marc Vallée. Guion: Craig Borten y Melissa Wallack. Fotografía: Yves Bélanger. Elenco: Mathew McConaughey, Jared Leto, Jennifer Garner, Denis O'Hare, Steve Zahn. 116 minutos. 2013.



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