martes, 24 de agosto de 2010

Tres escenas de pugilato en el celuloide



Más allá de uno practicarlo de manera poco menos que amateur, más allá de simpatías personales, se puede destacar el aporte del boxing en varias artes. Tres escenas representativas de este deporte sobre el celuloide. Hubo un recio sistema de votación entre entendidos, manifiestos escritos, manos más que alzadas, bajo un sin fin de insultos, densa humareda y hasta golpes bajos. Por ello aquí no busquen a un tal Rocky, ya que por acá no está.


3) Requiem for a heavyweight, de Ralph Nelson.

Film reseñado aquí en su momento, su escena inicial con el travelling sobre el mostrador de ese bar, con esos rostros de púgiles observando en la televisión como el mismo Muhammed Alí (Cassius Clay en aquel entonces) le da una paliza al sensible "Mountain" Rivera -interpretado por Anthony Quinn-. El film más anti Rocky que existe, con seguridad el film más "desnudo" sobre el boxeo dentro como fuera del ring.






2) Snatch, de Guy Ritchie.


And get up and have a fuckin' fight. Y sí, la escena es memorable. Brad Pitt se calza justa la pilcha del "pikey", el gitano Mickey que tiene algo que decir cuando pelea, ya sea en un sótano o en un establo. El director de Snatch se luce en esta escena: la bajada al sótano (con el enorme acierto del tema "Fuckin' in the bushes", de Oasis), la cámara, los sanos vicios que utiliza, fotografía, el lenguaje visual y sonoro con los sigilosos ruidos de gritos entre mandíbulas, nudillos, costillas y huesos rotos. Ese sótano hiede a pelea. El espectador, de parabienes: sólo es mirar, escuchar y pestañear poco.





1) Raging Bull, de Martin Scorsese.

Y no pueden haber dudas si somos buenos. Robert de Niro le ganó el voto de simpatía hollywoodense llamado Oscar al inapelable John Hurt del Hombre Elefante. ¿Injusticia? No lo sé. Lo que no es injusticia es lo que Martin Scorsese logra desde la apertura de Raging Bull, su toro salvaje. De Niro (personificando al gran Jake La Motta) solo en el siempre indefinible ring, hermoso, animal, bailando sin errar bajo esa melódica Ópera Cavalleria Rusticana, de Pietro Mascagni, que vive y late hacia dentro, como siempre será cada movimiento de un toro. La cámara fuera del ring, con notorio énfasis en las cuerdas. En el fondo están las lámparas explotando, ardiendo detrás de un humo violador; truco de Scorsese para dar relieve a su blanco y negro, vibrar con la magia. Este es uno de esos comienzos que ponen la piel de gallina a más de uno. Nada sugerente esto, estando cerca de un gato como Rémy Duroc. Pero como son gajes, hay que tener carpeta a veces. Gran acierto el uso del blanco y negro, de los chocolates Hersheys como sangre, para la vistosidad; todo. Me es muy difícil hablar de este film. Sin palabras esta opening scene. Toda la significancia de lo "bello" en el celuloide.








M. Dávalos.-










4 comentarios:

TORO SALVAJE dijo...

Que voy a decirte.

Hasta mi blog es un homenaje.

Saludos.

un churrasquito para tom king dijo...

te acordás de una película canadiense, Léolo? la escena del combate entre el hermano mayor y el ladrón, con el chiquilín al lado, observando.

no he querido o podido revisitarla. jamás me abandonó, como dijo alguien.

por cierto, el amigo jack london también sabía de estas cosas.

salud

Anónimo dijo...

y Abraham Lincoln también...

Sergio dijo...

Dejaron afuera a esta...

http://www.youtube.com/watch?v=wTIu_aWSf6M