domingo, 23 de enero de 2011

“The King’s Speech (El discurso del Rey)”, de Tom Hooper (2010).





Desde el día en que el cristianismo dijo al hombre:

- «Eres un ser doble, compuesto de dos seres, uno perecedero y otro inmortal», desde ese día se ha creado el drama.

Víctor Hugo, Prefacio de Cromwell.


Lo más destacado de este film es el dueto que componen los actores Colin Firth y Geoffrey Rush. El primero se ha llevado muy buenas y merecidas críticas al interpretar al Duque de York, “Bertie”, tartamudo desde niño. Luego de la muerte de su padre, el rey George V, y de la prematura renuncia del sucesor al trono, su volátil hermano menor, Edward VIII (Guy Pearce), por casarse con una mujer dos veces divorciada -algo no permitido en la realeza inglesa-, Bertie debe asumir como rey George VI de Inglaterra en tiempos duros, con la inminente Segunda Guerra Mundial a la vuelta de la esquina.

El impedimento oral de Bertie es la coraza de conflicto del film; ya sea por el problema en sí, y con énfasis si se atribuye la histórica necesidad de la realeza y relación con sus súbditos ingleses; hablar al pueblo. En aquellos años de la importancia de mensajes en vivo, por radio, del primitivo broadcast, ubicamos a este rey que deambula con fantasmas que lo atormentan. La inseguridad es su carga desde niño, y el film y guión buscan partir desde ahí, y más cuando agregan a Lionel Logue, interpretado con maestría por Geoffrey Rush (Shine, Shakespeare in Love), como tutor de habla, quien con su carácter y técnicas más que con sus títulos sorprenderá al inseguro rey como a su esposa, la reina Elizabeth, interpretada por Helena Bohnam Carter (Fight Club, Big Fish).


No hay una sola escena que haga menguar la historia cuando Bertie y Lionel Logue la presencian. Ambos juegan con conocidos elementos psicológicos, de comunicación, con la comedia y tragedia bajo trucos de teatro y escenarios para plantearlos sobre otro lenguaje, el cinematográfico. Un detalle no menor: Logue es un malogrado actor de tablas, amante de Shakespeare. Acierto del guionista David Seidler. Otro punto que se hace notar y acentúa este hecho: los decorados y ambientación de interiores (desde el supuesto Buckingham Palace hasta el departamento de Logue) aportan para un clima que logra la atención.

El joven director inglés Tom Hooper (The Damned United) conoce la obra de los clásicos de su país (específicamente las de Chaucer y Shakespeare) y sabe qué tomar –y qué no- para realizar sus últimos films. Aquí buscó algo y lo logró, sin mucho romance. Se nota que eligió bien las piezas, desde la relación de actores, origen de diálogos y concepción del drama.


Tom Hooper

Lo flojo de El Discurso del rey es que puede resultar un film predecible, donde no hay vueltas de tuercas ni otros detalles de oficio. Una simple historia basada en bajar a tierra la figura de un rey, donde todo se ve venir previamente, hasta la necesidad de la presencia en plano secundario de una figura de acción relevante –esa voz de los discursos más importantes que dio Inglaterra en aquellos años-, la de Winston Churchill (Timothy Spall).

El drama de este inteligente film es el que atormenta al rey y, metáfora mediante, expone más allá de mostrar a un hombre inseguro, una necesidad y una búsqueda, un discurso, una voz que lucha para ser oída.


Dirección: Tom Hooper

Guión: David Seidler

Cinematografía: Danny Cohen

Reparto: Colin Firth, Geoffrey Rush, Helena Bonham Carter, Guy Pearce, Derek Jacobi.

118 minutos.

Weinstein Company



M. Dávalos.-



Trailer:








2 comentarios:

keep yer silence to yerself dijo...

la película la iré a ver cuando la den por canal 11, pero qué delicia leer al victor hugo del chaleco rojo, enfermo de romanticismo. si tengo tiempo y tengo fortuna le busco un texto, unas líneas de jorge albístur al repecto, remotamente. (respecto al drama, la representación de la tragedia, quiero decir.)

gracias d/d


saludos

revolution 9 dijo...

no; al final la vi. luego volví a ver la reina y la saga de sheen como primer ministro. ¿recuerda la triquiñuela de dígame tony? justo. porque quisiera decir algo sobre la frivolidad inglesa, la monarquía, el poder, los medios y el pato donald, y la cuestión del manual con que se hizo esta película. y sí señor: churchill no es secundario de naides y qué lejos queda la guerra y me salta la escuela del frankfruter. pero no me da el espíritu. fuck fuck.

digamos que deja la sensación, en principio, de haber ido uno al teatro a ver una obra buena. se decide para siempre que el teatro es un arte menor. el escritor parece bueno o con oficio, y nada hay más bajo que un buen escritor, decía carver.

(aparte: el grandísimo negocio, la difusión. blablá.)

pero dejémoslo. le reconozco a usted las ganas y el talento que puso para escribir una reseña atractiva, rica: qué laburo, hermano.

eso sí: estoy podrido de que sigan haciendo mal uso de jacobi, otra vez como censor.


saludos