
El film parte del famoso librito de Maurice Sendak: Where Wild Things Are. El aporte de Jonze se aleja por momentos (el libro tiene 41 páginas aproximadamente, con ilustraciones simples y bellas, junto con colores cálidos y efectistas en pos de la historia) de la fidelidad al original, aporta una visión enriquecedora y más desarrollada visualmente a los silencios que Sendak propone. Jonze conduce a través de planos, encuadres y tomas que dentro de su arte visual enriquecen el concepto, lejos de errar. No llena los silencios con pastiche.
Escapar nunca será un concepto sobrevalorado. En cambio el odio sí lo es. Max (descubrimiento del actor Max Records) es un pibe de unos nueve años, de personalidad a desarrollar a lo iceberg "hemingwayano". Tiene temperamento. Su instinto es arrollar. Es un niño, es todos los niños. Vive con su hermana mayor y su madre. No hay noticias del padre: quizá esto nos pueda acercar al carácter de Max, su mirada, su posición desafiante. Su madre (Catherine Keener, Being John Malkovich) tiene que tratar con el niño y dentro de la historia aparece poco, para delinear algunos términos y para dar una mejor ubicuidad a la trama. Con su disfraz de lobo, luego de escupirle el asado a la madre con una cita y armando una nueva escena de cliché de pibe maleducado, Max escapa por el barrio. Su madre lo persigue. Max corre. Max se pierde. Max se sube a un barco. Max viaja hacia donde están los monstuos.
Viven en una isla: tienen ojos grandes, miradas cansinas, y dientes anchos y filosos. Pero no son amenazantes, como se podría suponer a priori, sino que desarrollan parámetros de conducta de hombres y mujeres. Suele ocurrir. Llega Max y es proclamado Rey. Con corona y todo. El niño y los monstruos festejan, destruyen, tiran árboles abajo, rompen y rompen. Pero eso no es todo: deciden crear una ciudadela, ya que dentro de la estructura de los seres vivientes de la isla, hay roles. Carol (James Gandolfini, el "tony" de Los Sopranos, como gran sorpresa), al aparecer en escena y apenas hablar, no dejará de iluminar. Dentro del grupo, porque no es un desbande, Carol es un líder. Pero no está solo: están Judith, H.W., Douglas, y más (donde se destacan las voces de Catherine O' Hara, Paul Dano y Forest Whitaker). Los monstruos están y vitorean al niño, al mesías. Esperan un Rey, y parece haber llegado. Pero las cosas no son como parecen. Se impone una metáfora primaria que no por entrar en terrenos comunes deja de lado los temas principales de la obra: el escape, el instinto, la infancia y el hogar.

M. Dávalos.-
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