domingo, 14 de marzo de 2010

11:59 A.M., por R. Duroc.




El viejo
estaba
sentado

en
un
banco
que creía
suyo

en
una plaza
que no
lo era.



El banco

estaba cagado

por pájaros

y escrito

por niños.



No se sentaba
a alimentar
palomas.

Prefería
esperar

a las mujeres

en su hora
de descanso,
entre
bocados,
balbuceos,
y de vuelta
a la oficina.


Once

cincuenta y nueve

de la mañana.

11:59 A.M.



El viejo

se paraba

y se iba

justo
cuando

llegaban

las palomas

junto con las mujeres.





R. Duroc.-






6 comentarios:

Werty dijo...

Me encanto! Esta muy bueno tu blog. Voy a meterle una leida lo demas que escribiste.

Te dejo mi blog. Es de musica.
www.rv-blackbeauty.blogspot.com

Saludos!

Sergio dijo...

Me gusto el poema anterior mas que este pero es personal, este gato anda más que bien.

Anónimo dijo...

Dime quien soy

TORO SALVAJE dijo...

El viejo se está muriendo y las palomas y las mujeres no se dan cuenta.
Yo me emborracharía con él.
Para reírnos del mundo.

Saludos.

AMARCORD dijo...

Me dejo pensando al ver que no espera a las mujeres o las palomas, espera otra cosa, por eso él se va cuando salen. Creo, es clave la parte de que el viejo se sienta en la caca de pajaros y dibujitos de niños.

Tiene solución?

Saludos al gato

AMARCORD dijo...

Las espera salir para ahí si irse.