
La película, basada en la novela homónima de Don DeLillo, narra un día en la vida de Eric Packer: veinteañero yuppie multimillonario que recorre de punta a punta Nueva York, a bordo de su limusina, por un corte de pelo. Asimismo, el film es una feroz crítica de David Cronenberg al sistema capitalista. Un viaje al centro del desastre.
Cronenberg
deja explícito el carácter expresionista y abstracto del film desde
los créditos iniciales: un lienzo que recuerda a Jackson Pollock y
su técnica del “dripping”. Luego presenta visualmente al
personaje de DeLillo: Eric está recostado sobre su limusina blanca,
listo para comenzar su viaje; viste un traje de primera clase y luce
unos caros lentes de sol. Joven, apático, intocable, rico y apuesto,
el personaje expone a uno de los tantos hijos favoritos del sistema
económico capitalista. Es un idiota, un gran discípulo zen, un
héroe posmoderno. Esta composición es llevada de forma notable por
el actor Robert Pattinson (Crepúsculo,
2008;
Bel
Ami,
2012),
en su mejor papel hasta la fecha. Su elección, un gran acierto del
director.

Una
vez dentro de la limusina, el espectador se interna en el mundo
lúgubre de Eric: sexo casual, un examen de próstata, negocios. Todo
dentro de la limusina-oficina, de la nave aislada a pocos metros de
lo que sucede en las calles durante el viaje: una violenta revuelta
popular contra un sistema que colapsa. Con su cámara dentro del
vehículo, Cronenberg expande los límites del mundo interior de su
héroe: el lento movimiento que contrasta con el descontrol del
exterior.
En
1996 Cronenberg realizó Crash,
adaptación de la novela homónima
de
J.G. Ballard,
en
la que el deseo mutaba con desenfreno entre la carne, el sexo y la
mecánica de los autos; mientras en Cosmopolis,
los mismos símbolos se introducen aislados de toda interconexión
posible. En sus esencias, ambos films comparten la condición de
simulacro. Por
otra parte, si en Un método peligroso (2011),
película anterior del canadiense, se confrontaban dos arquetipos de
raciocinio, de hombres (el místico ante el racional, Jung ante
Freud), era en pos de un examen del discurso formal y científico
individual; mientras en esta nueva película ese mismo discurso se
encuentra en estado de descomposición ante un estado del yo
en
constante crisis de acumulación y evacuación inmediata, alineado
con la decadencia de un sistema financiero global.

Los
diálogos buscan la fidelidad a la profética novela de DeLillo,
publicada en 2003, pero adaptados por Cronenberg en tiempos del
colapso financiero de 2008, del posterior movimiento Occupy y del
final del primer gobierno de Barack Obama. Una de las mejores líneas
del guión va por cuenta de Eric, cuando pregunta el porqué de la
demora en el tránsito, que altera su viaje a la peluquería. “Es
que está el Presidente en la ciudad”, le responde su asistente.
“¿El Presidente de qué?”, expresa Eric. Todo un manifiesto de
la rebelde vanidad y atemporalidad del personaje, que junto a tantos
otros yuppies irresponsables por sus propios errores de especulación
e inexperiencia han saturado a un sistema que se cae a pedazos. Eric
comienza a perder sus millones y continúa en su indiferencia
general.
Pero
Eric va en dirección a su meta, donde lo abstracto del discurso
apocalíptico previo deviene en experiencia física. Un corte de
pelo, el regreso a un pasado que siempre estuvo ahí y el efecto del
último acto de Cronenberg: el encuentro del joven con su exempleado
Benno Levin (Paul Giamatti) en una casa destartalada, donde la
tortura y la falta de individualidad se imponen al
héroe como a los absortos habitantes del cuarto círculo del
infierno profundo de Dante.

Dirección: David Cronenberg. Guión: David Cronenberg (basado en la novela “Cosmopolis”, de Don DeLillo). Fotografía: Peter Suschitzky. Vestuario: Denise Cronenberg. Música: Howard Shore. Elenco: Robert Pattinson, Juliette Binoche, Samantha Morton, Paul Giamatti, Sarah Gadon, Mathieu Amalric. 108 minutos. 2012.

Dirección: David Cronenberg. Guión: David Cronenberg (basado en la novela “Cosmopolis”, de Don DeLillo). Fotografía: Peter Suschitzky. Vestuario: Denise Cronenberg. Música: Howard Shore. Elenco: Robert Pattinson, Juliette Binoche, Samantha Morton, Paul Giamatti, Sarah Gadon, Mathieu Amalric. 108 minutos. 2012.