lunes, 12 de julio de 2010

"Where the Wild Things Are", de Spike Jonze (2009).



Max y Spike Jonze

Donde viven los monstruos es la traducción en castellano. Dentro de la visión, no se erró del todo. Spike Jonze es un gran director. Y aquí, en Aquiescencias, el hombre es banca. No se queda quieto, nos dio grandes videos en los años 90' y films trascendentes en este nuevo siglo. Y esta no es una obra menor.

El film parte del famoso librito de Maurice Sendak: Where Wild Things Are. El aporte de Jonze se aleja por momentos (el libro tiene 41 páginas aproximadamente, con ilustraciones simples y bellas, junto con colores cálidos y efectistas en pos de la historia) de la fidelidad al original, aporta una visión enriquecedora y más desarrollada visualmente a los silencios que Sendak propone. Jonze conduce a través de planos, encuadres y tomas que dentro de su arte visual enriquecen el concepto, lejos de errar. No llena los silencios con pastiche.



Escapar nunca será un concepto sobrevalorado. En cambio el odio sí lo es. Max (descubrimiento del actor Max Records) es un pibe de unos nueve años, de personalidad a desarrollar a lo iceberg "hemingwayano". Tiene temperamento. Su instinto es arrollar. Es un niño, es todos los niños. Vive con su hermana mayor y su madre. No hay noticias del padre: quizá esto nos pueda acercar al carácter de Max, su mirada, su posición desafiante. Su madre (Catherine Keener, Being John Malkovich) tiene que tratar con el niño y dentro de la historia aparece poco, para delinear algunos términos y para dar una mejor ubicuidad a la trama. Con su disfraz de lobo, luego de escupirle el asado a la madre con una cita y armando una nueva escena de cliché de pibe maleducado, Max escapa por el barrio. Su madre lo persigue. Max corre. Max se pierde. Max se sube a un barco. Max viaja hacia donde están los monstuos.

Viven en una isla: tienen ojos grandes, miradas cansinas, y dientes anchos y filosos. Pero no son amenazantes, como se podría suponer a priori, sino que desarrollan parámetros de conducta de hombres y mujeres. Suele ocurrir. Llega Max y es proclamado Rey. Con corona y todo. El niño y los monstruos festejan, destruyen, tiran árboles abajo, rompen y rompen. Pero eso no es todo: deciden crear una ciudadela, ya que dentro de la estructura de los seres vivientes de la isla, hay roles. Carol (James Gandolfini, el "tony" de Los Sopranos, como gran sorpresa), al aparecer en escena y apenas hablar, no dejará de iluminar. Dentro del grupo, porque no es un desbande, Carol es un líder. Pero no está solo: están Judith, H.W., Douglas, y más (donde se destacan las voces de Catherine O' Hara, Paul Dano y Forest Whitaker). Los monstruos están y vitorean al niño, al mesías. Esperan un Rey, y parece haber llegado. Pero las cosas no son como parecen. Se impone una metáfora primaria que no por entrar en terrenos comunes deja de lado los temas principales de la obra: el escape, el instinto, la infancia y el hogar.


Carol y Max

Este no es un film Disney. Ojo, no hay nada en contra del gran monopolio creado por el ídolo de hielo, sino que en este caso hay un artista que va en otra dirección. Su nombre es Spike Jonze. Hay metáforas bajo luces en escenas que recrean espacios bucólicos que no fallan. No es para cualquiera trabajar con temas como decepción y miedo desde un punto de vista que "supone" ser infantil. Los ejecutivos de la Warner no saltaron en una pata cuando Jonze se quedó con la realización de semejante film, basado en quizá el libro "infantil" mejor logrado de la literatura norteamericana. La banda sonora ilumina las imagenes, donde encontramos como bandera el tema "Wake up", de Arcade Fire. La fotografía de Lance Accord nos lleva a buen puerto: la isla es un logro, una costa de creible melancolía. El guión en conjunto entre Jonze y Dave Eggers respira. Jonze con su lente no escatimó en su respuesta y agregó su propia interpretación, donde se encuentra en una posición próxima a la de Sendak, donde el calor está. Errar en esto hubiera sido un crimen imperdonable.

M. Dávalos.-

Spike Jonze (1969). Otras obras: “¿Quieres ser John Malkovich?” (Film, 1999), "Adaptation" (Film, 2002), “The work of director Spike Jonze” (Videoclips – 2003).

Trailer:














jueves, 1 de julio de 2010

“Ficciones”, de Jorge Luis Borges (1944). (Emecé).





El libro está constituido por dos partes: la primera, El jardín de los senderos que se bifurcan, de 1941, contiene siete relatos, incluyendo este último, uno de los más notables logrado por el escritor; la segunda, Artificios, de 1944, cuenta con nueve relatos, donde Funes el memorioso, La forma de la espada, La muerte y la brújula y Sur logran con creces la inmortalidad literaria, ya sea en las pampas o en las bibliotecas de Ginebra.

En cada uno de los cuentos que componen este volumen encontramos inquietudes reinantes que luego aparecerán a lo largo de la obra de Borges: tiempo, eternidad, laberinto (de laberintos), libro. Asimismo el autor comparte con su “buen lector” sus inquietudes, ya sean metafísicas, filosóficas, matemáticas, filológicas, literarias y humanas.

Hay quizá dos cuentos en este volumen donde todos estos temas oscilan de forma cuasi-perfecta integrando un “aleph” literario: Tlön, Uqbar, Orbis Tertius y El jardín de los senderos que se bifurcan. El primero de ellos trata de la representación de notas sobre libros imaginarios y de la amistad del escritor con su par Adolfo Bioy Casares, y el segundo es el cuento policial que en estructura (previo paso por Chesterton) mira de reojo al Escarabajo de oro de Edgar Allan Poe, donde uno de sus personajes, Ts’ ui Pên, contiene un alto grado autobiográfico con el mismo Borges.

Otros relatos merecen su mención: Las ruinas circulares es la disección de un inquietante sueño, Pierre Menard, autor del Quijote es la imposibilidad de la empresa de un hombre de volver a escribir la obra magna de Cervantes, La biblioteca de Babel es la formación de un paraíso personal, Funes el memorioso (ubicado intencionalmente en el espacio campestre del Uruguay) puede ser visto como una metáfora de la vida -como así también la relevancia de la oralidad- del propio escritor, Tres versiones de Judas plantea otros puntos de vista acerca de la presencia de este discípulo en la vida de Jesucristo y Sur es el fruto de una pesadilla, cuento preferido del escritor.

En Ficciones el buen lector está ante un punto de quiebre frente a la narrativa de Jorge Luis Borges. Luego de Historia universal de la infamia (1935) se pasa a otra categoría: la técnica del cuento. Se puede apreciar un modus operandi que se conforma y de aquí podemos decir que varios escritores intentaron basar sus propios desgraciados futuros literarios imitando este inigualable modelo, como también a otro de similar estructura, el kafkiano. Si hay algo que se le debe a Borges es la brevedad.

Ante todo Borges se consideraba un escritor del siglo XIX, para quien la literatura lo significaba casi todo y poco le importaba lo que se encontraba fuera de ella. En ocasiones, para distanciarse de la crítica contemporánea comentaba: “Para elegir un tema de mis cuentos elijo lugares y tiempos remotos para escribir con más tranquilidad. ¿Quién va a saber los modismos de un compadrito de los arrabales de Palermo de fines del siglo pasado?”.

He escrito con redundancia acerca del “buen lector”: la obra literaria de Jorge Luis Borges es el verdadero jardín de los senderos que se bifurcan y requiere de esta presencia para concretarse, como otras de grandes escritores como Dante, Cervantes, Shakespeare, Goethe, o las Sagradas Escrituras.



M. Dávalos.-



Jorge Luis Borges (1899-1986) Otras obras: Inquisiciones (1925 - Ensayo) Historia universal de la infamia (1935 - Cuentos), Historia de la eternidad (1936 - Ensayo), Poemas (1923-1943), El Aleph (1949 - Cuentos), Otras inquisiciones (1952 – Ensayo), El informe de Brodie (1970 - Cuentos) El libro de arena (1975 - Cuentos).